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Minificción en semáforo naranja

Día Internacional de la Diversidad Biológica

22 de Mayo – Día Internacional de la Diversidad Biológica

Cuando el último ser humano se extinga, ¿quién compartirá la noticia en redes sociales?

La premisa no es el comienzo de un guión de película de ciencia ficción, de esas que nos gustan, donde el bípedo inteligente lucha por la supervivencia de la especie, con un final feliz. Pero cuando una especie animal desaparece, ¿qué hacemos los humanos?

Aunque los llamados a la toma de conciencia y a la acción sobre la diversidad biológica se multiplican un día, se vuelven virales y nos inquieta ligeramente, no trasciende. Los organismos internacionales y diversas asociaciones alertan que cada día se extinguen 150 especies. Y la responsabilidad es nuestra, enteramente humana.

La Convención para la Diversidad Biológica de la ONU, en el dossier “Evaluación de los Ecosistemas del Milenio”, del 2007, revela que la degradación paulatina de dos terceras partes de los ecosistemas puede tener consecuencias apocalípticas en los próximos 50 años. A manera de resumen, somos testigos de la extinción de numerosas especies después de la desaparición de los dinosaurios. En el informe participaron 1.300 científicos de 95 países.

Hace 25 años, el 22 de mayo de 1992, comenzó una aventura por la supervivencia de las especies. El Convenio sobre la Diversidad Biológica, del que participan países, organizaciones gubernamentales y no gubernamentales, comunidades indígenas y locales, la comunidad científica y los individuos a título personal, quizá sea la última cruzada para comprender que somos especies diferentes pero en el fondo tenemos coincidencias. Y esto se llama diversidad. Como humanidad estamos ante un semáforo naranja.

Quiero recordar la cita de Albert Einstein para la supervivencia del mundo viviente y los seres humanos:

“Un ser humano es parte de la totalidad, llamada por nosotros “universo”, una parte limitada en el tiempo y el espacio. Se experimenta a sí mismo, sus pensamientos y sensaciones, como separado del resto, una especie de ilusión óptica de su conciencia. Una ilusión que es una forma de prisión, limitándonos a sólo nuestros deseos personales y a sentir afecto por sólo las personas más cercanas. Nuestra tarea debe ser liberarnos de esta prisión al extender nuestro círculo de compasión y abrazar a todas las criaturas de la naturaleza en toda su belleza”.

Para concluir, te invito a conocer la obra del fotógrafo Tim Flach. En “Más que humanos” capta las semejanzas entre las especies. http://timflach.com/work/more-than-human/ Bajo esta luz naranja, demos like a la biodiversidad, unfollow al Homo depraedator.

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